Felipe Arizmendi presenta su renuncia como obispo de la diócesis de Chiapas

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San Cristóbal de las Casas.-El obispo de la diócesis local, Felipe Arizmendi Esquivel informó que con motivo de cumplir hoy 75 años de edad, envió su renuncia al Papa Francisco.

En la homilía de la misa con la cual celebró su cumpleaños este medio día en la catedral, dijo que la renuncia la envió hace más de quince días, por medio del Nuncio Apostólico en México, Crhistope Pierre.

Agregó que al entregar la carta, el Nuncio Apostólico “me comunicó que de Roma le habían indicado que me piden continuar un tiempo más en este ministerio pastoral en la diócesis, sin determinar cuánto tiempo sería esta prolongación, cosa que dejamos a la Divina Providencia”.

Manifestó que él no tiene “obstáculo en acceder a esta petición que se me hace”, por lo que “mientras Dios, por medio del Papa, no me comunique el término de mi servicio en esta diócesis, seguiremos trabajando juntos en la consolidación del proyecto de Iglesia que, desde nuestro respetado y querido Tatik Samuel Ruiz García, se expresó en el III Sínodo Diocesano: ser una Iglesia autóctona, liberadora, evangelizadora, servidora, en comunión y bajo la guía del Espíritu Santo”.

Comentó que su determinación es regresar a su diócesis de origen, Toluca, una vez que se acepte su renuncia, para dedicarse, “mientras Dios me conceda vida y salud, a atender a tantas personas que desean ser escuchadas, tanto en confesión como en dirección espiritual, para seguir sirviendo como discípulo misionero de Jesús”.

Recordó que el 15 de mayo del año pasado, el Papa aceptó su propuesta de designar a monseñor Enrique Díaz Díaz como obispo coadjutor, por lo que él sería su sucesor. “Él también es un obispo apasionado por Jesucristo y muy centrado en él”, comentó.

Arizmendi Esquivel estuvo acompañado en la catedral de medio centenar de sacerdotes de la diócesis y por cientos de católicos que acudieron para felicitarlo después de la misa, que amenizó un mariachi.

La celebración comenzó con una oración indígena y con una danza tradicional de los mashes (monos).

Durante la homilía, el obispo expresó que “la obsesión de mi vida es conocer a Jesús y esforzarme por seguir su camino. Mi convicción más profunda es que no hay mejor opción de vida que seguir a Jesús, en cualquier estilo de vocación. Por ello, mi insistencia es predicar a Jesús, no a mí mismo. Mi anhelo es que todos lo conozcan y lo sigan a él, no a mí”.

Afirmó que “me he esforzado por ser fiel a lo que me propuse y manifesté en este mismo lugar hace 15 años (cuando tomó posesión): No vengo a competir, ni a destruir, sino a complementar”.

Aseguró que “nunca fue mi intención competir con nuestro querido antecesor, monseñor Samuel Ruíz García (fallecido hace cuatro años), pues todos conocemos sus méritos y su invaluable servicio a esta Iglesia”.

Remarcó: “No vine con consignas de destruir su obra y de cambiar las opciones fundamentales de esta diócesis».

«Mi convicción ha sido, ante todo, conocer la vida, la historia, las realidades, los pueblos, las culturas, el proceso diocesano, para después complementar, junto con ustedes, lo que los nuevos retos pastorales nos fueran presentando, como la pastoral migratoria, juvenil, vocacional y familiar; la pastoral de la madre tierra; la reconciliación comunitaria; la necesidad de un seminario más inculturado; la promoción de vocaciones sacerdotales y religiosas, sobre todo autóctonas; consolidar el diaconado permanente en los pueblos originarios; la pastoral urbana; la inculturación de la liturgia; las traducciones bíblicas y litúrgicas”.

Sostuvo que “la opción prioritaria por los pobres es una línea que ni aquí, ni en ninguna otra parte, se puede hacer a un lado, como nos insiste tanto el Papa Francisco”. (Agencias: La Jornada)

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